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Nada que festejar el 8M: familiares de mujeres asesinadas lloran a sus muertas en la Llajta

Madres, hermanas, hermanos y otros dolientes de víctimas de feminicidio se movilizan en las calles de la ciudad. Recuerdan a Mabel, Daria, Albina y otras mujeres que han sido ultimadas de manera trágica.

hace 1 año(s)

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Mariela, Daria, Albina, Mabel, Martha, Nataly, Noela, presentes, más que nunca. Sus familiares, especialmente madres, han tomado las calles de la ciudad de Cochabamba para honrar sus memorias y exigir que los asesinos que acabaron con las vidas y sueños de estas mujeres no salgan de la cárcel.

El pedido es común entre mamás, papás, hermanas, hermanos, tíos, hijos y otros dolientes: que el Ministerio de Justicia actúe en consecuencia.

El clamor desesperado de madres (muchas de ellas han quedado con la custodia de sus nietos ante la tragedia) apunta a la necesidad de que las condenas sean cumplidas y que se vean reforzadas, del mismo modo que las tareas de prevención.

La Red contra la Violencia a las Mujeres de Cochabamba, que acompaña a las víctimas ha comandado la movilización. Ha dejado en primera línea a los familiares, para que pudieran manifestarse y exigir justicia, cuando se conmemora el Día Internacional de la Mujer en todo el mundo.



La mamá de Mabel Choque relató, entre sollozos, que quedó a cargo de sus dos nietos, luego de que su hija fuera asesinada por su esposo con un cuchillo en el corazón. "Yo, sufriendo, día a día, luchando por mis nietos. Pónganse la mano al pecho".

Otra madre expresó: "Por favor, señor Ministro de Justicia (Iván Lima), los familiares de todas las víctimas de feminicidio estamos presentes reclamando que haya justicia para nuestras familias. Todos seguimos sufriendo. Esa gente asesina puede salir de la cárcel. Pedimos justicia, que no haya más corrupción".

EL MURO DE LOS FEMINICIDIOS

Tras la movilización, los grupos se dirigieron al mercado 27 de Mayo, donde presentaron el Muro de los Feminicidios. Allí figuran los nombres de las víctimas mortales, acompañados por una pintura urbana que retrata a la mujer boliviana.

El llanto, como acción compartida entre las y los dolientes, que abrazados a las fotografías de las mujeres que ya no están han alzado sus voces, en una suerte de reclamo recurrente.


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